Bandeja de salida
Jinks y éxito de startups chilenas: "Necesitamos generosidad en el éxito de esta nueva camada"
-
Cuéntale a tus contactos
-
Recomiéndalo en tu red profesional
-
Cuéntale a todos
-
Cuéntale a tus amigos
-
envíalo por email
En la mañana del 7 de agosto de 1974 el funambulista (palabra mucho más linda que trapecista o equilibrista) Philippe Petit dejó boquiabierto al mundo al caminar ida y vuelta varias veces sobre un cable puesto entre las azoteas de las Torres Gemelas del World Trade Center en NYC. La increíble hazaña implicó recorrer la distancia de 40 metros que separaba ambos edificios a una altura de 420 metros.
Quizás lo más sorprendente de todo fue que Petit realizó su performance de espaldas a las autoridades, lo que implicó una serie de desafíos logísticos para instalar el cable sobre el cual hizo equilibrio. Seis años de su vida dedicó el artista callejero francés a planear su gran golpe. El proyecto implicó el desarrollo de acabadas maquetas de las torres para estudiar cada detalle e innumerables visitas subrepticias cuando aún estaban en etapa de construcción para ver in situ las distintas dificultades con las que se iba a topar.
Petit contó con la ayuda de un pequeño grupo de amigos leales que creyeron a pie juntillas en la idea loca de emprender algo que nadie antes se había atrevido a hacer (con razón). Si la película The Walk, dirigida por Robert Zemeckis (Volver al Futuro, Forrest Gump) lo refleja bien, no fue precisamente la simpatía de Petit la que motivó a su grupo de colaboradores; un carácter más bien despótico y con poco espacio para la crítica, pero con una visión muy clara sobre lo que quería hacer, mantuvo cohesionado al grupo para conseguir el logro.
La genialidad suele no conversar bien con la amabilidad y las formas. Si bien Petit fue detenido por la policía al terminar su acto, la presión social hizo que terminara siendo liberado de todos los cargos, que no eran pocos, y su única sentencia fue realizar un espectáculo para niños en Central Park.
En momentos en que el empresariado local hace malabares para soportar los embates de la pandemia, además de un clima social más que enrarecido, la noticia de que la compañía Betterfly de los hermanos Eduardo y Cristóbal della Maggiora ha levantado 60 millones de dólares en su serie B con una valorización en torno a los 300, es realmente aire fresco. Los fondos levantados por Betterfly apuntan a expandir el negocio, buscando transformarse en una empresa global.
Lejos de las acusaciones de extractivismo y de falta de innovación, esta plataforma se convierte en la compañía de la región con mayor valorización en el mundo insurtech (seguros y tecnología). Tanto o más relevante que los montos involucrados es la calidad de los inversionistas que entraron a la propiedad, entre ellos SoftBank y su Vision Fund, quienes han invertido previamente en Uber, TikTok y Rappi en Latinoamérica.
Cornershop, NotCo, Betterfly son grandes ejemplos de compañías chilenas que salen al mundo. Hay una nueva generación de emprendedores que hoy están buscando impactar a nivel regional y global con sus empresas. Es muy relevante que además de sus brillantes logros individuales, esta generación logre articular una voz nueva y colectiva dentro del mundo empresarial para renovar el orgullo sobre la empresa formada en Chile. La empresa de Petit fue extraordinaria, pero será siempre vista como un logro personal; necesitamos generosidad en el éxito de esta nueva camada. Ojalá sea así, el país los necesita.